"El jilguero" de Donna Tart
Ficha técnica: El jilguero. Donna Tart. Editorial Lumen.
2014. 1143 páginas
Ha nacido con la etiqueta de ser el primer clásico del siglo XXI y
ha conseguido el prestigioso premio Pulitzer en el presente año en
Estados Unidos. Aunque solo sea por esos motivos, bien merecería la
pena leer El jilguero, la tercera novela de su autora, la
estadounidense Donna Tart, una escritora poco dada a conceder
entrevistas y a aparecer en público. Además de esas peculiaridades
hay que añadir que toma la escritura de cada libro con mucha
tranquilidad. Tanto es así que cada una de sus tres novelas ha ido
apareciendo tras un periodo de gestación de diez años. No es de
extrañar que haya sido así porque las novelas de Tart poseen un
tamaño descomunal y cualquiera puede entender que su elaboración no
será cosa de unos días.
El jilguero tiene en la edición española 1143 páginas y
nos recuerda a las grandes novelas del siglo XIX. No en vano ha sido
comparada con las novelas de Dickens y es cierto que en bastantes de
sus páginas el personaje de Theo Decker se puede asemejar a Oliver
Twist. Los dos son niños huérfanos y los dos quedan a merced de
una sociedad que los conducirá por el mal camino. Pero como nos
encontramos en el siglo XXI, el mal que acecha ahora a Theo y que
acabará por lanzarlo al abismo es el mundo del alcohol y de las
drogas del que la novela es un verdadero tratado en cuanto a
variedades y efectos. Lo que el lector puede preguntarse es cómo es
posible que el protagonista no haya sufrido en su organismo los
efectos a los que su consumo exagerado debería haberlo conducido.
Hay que decir en defensa de El jilguero que es un libro de
fácil, incluso compulsiva, lectura (de otra manera no podría contar
con el alto número de lectores que ha cosechado en todo el mundo).
Utiliza un narrador en primera persona y una narración lineal muy
fácil de seguir. El leitmotiv son las peripecias que vive el
protagonista, pero también el cuadro que da título al libro y
aparece en la portada, una tabla pintada por Carel Fabritius en el
siglo XVII, que ejercerá el papel de objeto mágico y ayuda a
conducir la narración.
La historia comienza con un atentado terrorista en el museo
Metropolitan de Nueva York, que recuerda mucho al del 11-S. En esa
circunstancia muere la madre de Theo y él se lleva el cuadro a
instancias de un hombre que también fallece ese día. Theo queda
solo en el mundo ya que su padre los había abandonado tiempo atrás.
Para el niño comenzará un largo periplo que lo llevará a vivir con
una familia de acogida (los Barbour), luego a Las Vegas con su padre
y su novia, que lo reclaman. Allí conocerá a su amigo para toda la
vida, Boris, un niño ruso con el que aprenderá a conocer el mundo.
La autora consigue crear unos personajes muy bien definidos
psicológicamente, aunque parecen tener marcado un destino fatal
desde el principio, que los hace no apartarse de la frontera entre el
bien y el mal.
En un tono que puede parecer épico aparecen ante el lector el
dolor, la pérdida, el fraude, la violencia familiar y el amor. Todos
ingredientes propios de una novela que gustará a lectores voraces.
Que llegue a convertirse en un clásico o no, como pretenden sus
editores, solo el tiempo lo dirá.
Manuel LÓPEZ GALLEGO
Muy interesante y atractivo. buena recomendación de lectura. Gracias.
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