martes, 21 de octubre de 2014

DICKENS ACTUALIZADO

"El jilguero" de Donna Tart





Ficha técnica: El jilguero. Donna Tart. Editorial Lumen. 2014. 1143 páginas
Ha nacido con la etiqueta de ser el primer clásico del siglo XXI y ha conseguido el prestigioso premio Pulitzer en el presente año en Estados Unidos. Aunque solo sea por esos motivos, bien merecería la pena leer El jilguero, la tercera novela de su autora, la estadounidense Donna Tart, una escritora poco dada a conceder entrevistas y a aparecer en público. Además de esas peculiaridades hay que añadir que toma la escritura de cada libro con mucha tranquilidad. Tanto es así que cada una de sus tres novelas ha ido apareciendo tras un periodo de gestación de diez años. No es de extrañar que haya sido así porque las novelas de Tart poseen un tamaño descomunal y cualquiera puede entender que su elaboración no será cosa de unos días.
El jilguero tiene en la edición española 1143 páginas y nos recuerda a las grandes novelas del siglo XIX. No en vano ha sido comparada con las novelas de Dickens y es cierto que en bastantes de sus páginas el personaje de Theo Decker se puede asemejar a Oliver Twist. Los dos son niños huérfanos y los dos quedan a merced de una sociedad que los conducirá por el mal camino. Pero como nos encontramos en el siglo XXI, el mal que acecha ahora a Theo y que acabará por lanzarlo al abismo es el mundo del alcohol y de las drogas del que la novela es un verdadero tratado en cuanto a variedades y efectos. Lo que el lector puede preguntarse es cómo es posible que el protagonista no haya sufrido en su organismo los efectos a los que su consumo exagerado debería haberlo conducido.
Hay que decir en defensa de El jilguero que es un libro de fácil, incluso compulsiva, lectura (de otra manera no podría contar con el alto número de lectores que ha cosechado en todo el mundo). Utiliza un narrador en primera persona y una narración lineal muy fácil de seguir. El leitmotiv son las peripecias que vive el protagonista, pero también el cuadro que da título al libro y aparece en la portada, una tabla pintada por Carel Fabritius en el siglo XVII, que ejercerá el papel de objeto mágico y ayuda a conducir la narración.
La historia comienza con un atentado terrorista en el museo Metropolitan de Nueva York, que recuerda mucho al del 11-S. En esa circunstancia muere la madre de Theo y él se lleva el cuadro a instancias de un hombre que también fallece ese día. Theo queda solo en el mundo ya que su padre los había abandonado tiempo atrás. Para el niño comenzará un largo periplo que lo llevará a vivir con una familia de acogida (los Barbour), luego a Las Vegas con su padre y su novia, que lo reclaman. Allí conocerá a su amigo para toda la vida, Boris, un niño ruso con el que aprenderá a conocer el mundo.
La autora consigue crear unos personajes muy bien definidos psicológicamente, aunque parecen tener marcado un destino fatal desde el principio, que los hace no apartarse de la frontera entre el bien y el mal.
En un tono que puede parecer épico aparecen ante el lector el dolor, la pérdida, el fraude, la violencia familiar y el amor. Todos ingredientes propios de una novela que gustará a lectores voraces. Que llegue a convertirse en un clásico o no, como pretenden sus editores, solo el tiempo lo dirá.

Manuel LÓPEZ GALLEGO

1 comentario:

  1. Muy interesante y atractivo. buena recomendación de lectura. Gracias.

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